EL PARAVRITI
La Transformación Radical de la Consciencia en el Budismo

Introducción

Este artículo está basado en la profunda charla que Sangharakshita ofreció en 1965, titulada «The Turning About in the Deepest Seat of Consciousness» (El Giro en lo más Profundo de la Consciencia), la cual forma parte de su serie fundamental «El Significado de la Conversión en el Budismo». Esta charla representa la culminación de una exploración sistemática de los diferentes niveles de conversión en el camino budista.

En las charlas anteriores de esta serie, Sangharakshita había examinado las dimensiones progresivas de la conversión budista: comenzando con el Ir a Refugio a las Tres Joyas (Buda, Dharma y Sangha), que representa el primer paso formal hacia la vida espiritual budista; continuando con el Entrante a la Corriente, que marca la primera realización directa de la verdad del Dharma y la entrada irreversible al sendero hacia la Iluminación; y explorando el Surgimiento de la Bodhicitta, la emergencia del corazón iluminado que se compromete no solo con la propia liberación, sino con la liberación de todos los seres sintientes.

Para Sangharakshita, la conversión en el budismo no es un evento único sino un proceso continuo y progresivo que nos lleva a niveles cada vez más profundos de transformación. No basta con adoptar el budismo como una filosofía o sistema de creencias; la conversión auténtica requiere una revolución fundamental en la naturaleza misma de nuestra experiencia de la realidad. Cada nivel de conversión – desde el refugio inicial hasta el surgimiento de la bodhicitta – nos prepara para la transformación más radical de todas: el paravritti.

En el corazón del camino budista se encuentra una de las enseñanzas más profundas y transformadoras: el paravritti, o «el giro en lo más profundo de la consciencia». Esta doctrina, desarrollada por la escuela Yogacara del budismo Mahayana, representa la conversión más radical posible en la experiencia humana: el paso de la consciencia ordinaria, fragmentada por la dualidad sujeto-objeto, hacia la experiencia de la Mente Única (cittamatra), libre de toda separación.

La Naturaleza Radical de la Conversión Budista

Cuando hablamos de conversión en el budismo, no nos referimos simplemente a adoptar una nueva religión o cambiar de creencias. La conversión budista, especialmente en su forma más profunda representada por el paravritti, implica una revolución completa en la naturaleza misma de nuestra experiencia del mundo.

Nuestra experiencia ordinaria está firmemente basada en el dualismo sujeto-objeto. Todo nuestro conocimiento, todo nuestro pensamiento, opera dentro de este marco: «yo aquí adentro» y «el mundo allá afuera». Esta estructura mental parece tan natural que raramente la cuestionamos. Sin embargo, la mente iluminada está completamente libre de tal dualismo. Es una experiencia de pura consciencia, como «una gran extensión de agua, absolutamente pura, absolutamente transparente, sin nada en ella más que el agua misma».

La escuela Yogacara enfatiza que la vida espiritual no consiste en pequeños ajustes graduales, sino en una transformación completa. Como señala Sangharakshita, «si la vida espiritual no te pone completamente patas arriba, si no sientes como si estuvieras colgando cabeza abajo en el vacío, entonces no es la vida espiritual». Esta descripción puede parecer extrema, pero apunta hacia una verdad fundamental: la transformación auténtica requiere un cambio radical en la estructura misma de nuestra consciencia.

El Lankavatara Sutra: La Fuente Escritural

El paravritti encuentra su expresión más clara en el Lankavatara Sutra, uno de los diez textos canónicos más importantes del budismo Mahayana. Este sutra no solo fue fundamental para la escuela Yogacara, sino que también desempeñó un papel central en el desarrollo del budismo Zen. Según la tradición, Bodhidharma llevó consigo una copia de este texto cuando introdujo el Zen en China.

El título completo del sutra es «Saddharma-lankavatara Sutra», que puede traducirse como «El discurso del Buda sobre la entrada de la verdad real en Lanka». Lanka, en este contexto, no se refiere a Sri Lanka geográfica, sino a una ciudad mítica situada en la cima de una montaña en el océano, representando el reino de la consciencia transformada.

La narrativa del sutra es particularmente reveladora. Ravana, el rey de los rakshasas que habitan Lanka, invita al Buda a enseñar. En respuesta, el Buda ofrece un discurso profundo que resulta en la experiencia del paravritti por parte de Ravana. Para él, todo el universo ordinario desaparece y lo que queda es una expansión de consciencia absoluta, libre de toda diferenciación entre sujeto y objeto.

El Sistema de los Ocho Vijñanas

Para comprender cómo ocurre el paravritti, la escuela Yogacara desarrolló un sofisticado modelo de consciencia conocido como el sistema de los ocho vijñanas. La palabra vijñana, compuesta por el prefijo «vi-» (dividir o discriminar) y «jñana» (conocimiento), se refiere a la consciencia discriminativa que categoriza y clasifica las experiencias.

Los Primeros Siete Vijñanas

Los primeros cinco vijñanas corresponden a las consciencias de los sentidos, operando a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Estos representan nuestros modos básicos de interacción con el mundo sensorial.

El sexto vijñana es el mano-vijñana o consciencia mental. Esta funciona de dos maneras: procesando las impresiones sensoriales y generando ideas independientemente de la percepción sensorial. Incluye experiencias meditativas, imaginación, comparación, reflexión y las imágenes oníricas.

El séptimo vijñana, el klishto-mano-vijñana, es la consciencia mental «afligida» o «contaminada». Esta es la consciencia que interpreta todo dualísticamente en términos de sujeto y objeto, creando las divisiones fundamentales que caracterizan nuestra experiencia ordinaria: bueno y malo, verdadero y falso, existencia y no-existencia.

El Alaya-Vijñana: El Almacén de la Consciencia

El octavo vijñana, el alaya-vijñana, es único porque técnicamente no es un vijñana en absoluto, ya que no discrimina sino que simplemente es consciencia pura. Alaya significa «repositorio» o «almacén», y esta consciencia tiene dos aspectos fundamentales.

El alaya relativo funciona como un almacén de todas las impresiones dejadas por nuestras experiencias pasadas. Estas impresiones, llamadas «semillas» (bijas), no son pasivas sino activas, esperando las condiciones apropiadas para manifestarse. Este concepto guarda cierta similitud con el inconsciente colectivo de Jung, aunque esta analogía tiene sus limitaciones.

El alaya absoluto es la Realidad misma, concebida como consciencia pura libre de toda traza de subjetividad y objetividad. Es una consciencia continua y no-dimensional en la que no hay nada de lo cual alguien sea consciente, ni nadie que sea consciente.

El Mecanismo del Paravritti

El paravritti ocurre en el nivel del alaya, específicamente en la frontera entre el alaya relativo y el alaya absoluto. Este proceso es extraordinariamente sutil y profundo.

A lo largo de nuestras vidas, acumulamos impresiones en el alaya relativo. Estas pueden ser «semillas impuras», producto de pensamientos, palabras y acciones contaminadas por la perspectiva dualista, o «semillas puras», generadas por actividades espirituales auténticas.

Cuando suficientes semillas puras se acumulan en el alaya relativo, el alaya absoluto comienza a ejercer presión sobre ellas. Esta presión se transmite a las semillas impuras, expulsándolas finalmente del sistema. Esta expulsión de las semillas impuras constituye el paravritti, el giro en lo más profundo de la consciencia.

La Transformación de los Vijñanas en Jñanas

Una vez que ocurre el paravritti, se produce una transformación completa en todo el sistema de consciencia. Los ocho vijñanas se transforman en cinco jñanas o sabidurías, representando los cinco aspectos de la Iluminación:

  1. Sabiduría que Todo lo Realiza: Los cinco vijñanas sensoriales se transforman en esta sabiduría omnipotente, personificada por Amoghasiddhi, el Buda verde.
  2. Sabiduría Discriminativa: El mano-vijñana se convierte en la sabiduría que aprecia la infinita variedad de la existencia, representada por Amitabha, el Buda rojo.
  3. Sabiduría de la Igualdad: El klishto-mano-vijñana se transforma en la sabiduría que ve la unidad fundamental en toda la diversidad, personificada por Ratnasambhava, el Buda amarillo.
  4. Sabiduría como Espejo: El alaya relativo se convierte en la sabiduría que refleja todo imparcialmente, representada por Akshobhya, el Buda azul oscuro.
  5. Sabiduría del Dharmadhatu: El alaya absoluto, que no necesita transformación, corresponde a la sabiduría del universo impregnado por la Realidad, personificada por Vairocana, el Buda blanco.

La Práctica y el Paravritti

La pregunta práctica fundamental es: ¿cómo podemos facilitar el paravritti? La respuesta de la escuela Yogacara es tanto realista como esperanzadora.

Normalmente funcionamos solo en base a los primeros siete vijñanas, especialmente en el nivel del klishto-mano-vijñana, la consciencia mental dualista. Es en este nivel donde debemos comenzar nuestro trabajo espiritual. Todas nuestras prácticas espirituales, incluyendo la meditación, necesariamente comienzan desde una perspectiva dualista: «aquí estoy yo meditando» y «allá está el objeto de mi meditación».

Aunque nuestras prácticas comienzan dualísticamente, cada acto de práctica sincera deposita semillas puras en el alaya relativo. Día tras día, semana tras semana, año tras año, estas semillas se acumulan hasta alcanzar el punto crítico donde el paravritti puede ocurrir.

La Analogía de la Carga de Profundidad

Sangharakshita ofrece una analogía particularmente útil: la práctica espiritual es como preparar una carga de profundidad. Si quieres causar una explosión en las profundidades del océano, debes pasar tiempo en la cubierta del barco ensamblando cuidadosamente todos los componentes. No sirve de nada impacientarse y simplemente arrojar las partes por la borda esperando lo mejor.

Esta analogía captura la naturaleza aparentemente paradójica de la práctica espiritual: trabajamos en un nivel (la consciencia dualista) para producir un efecto en otro nivel completamente diferente (el alaya).

La Historia de la Roca

Ramana Maharshi, el gran sabio hindú, ilustró este principio con una historia memorable. Un hombre quería dividir una roca enorme en dos. Golpeó la roca con un martillo diecinueve veces sin resultado aparente. En el vigésimo golpe, la roca se partió limpiamente en dos mitades.

¿Fueron inútiles los primeros diecinueve golpes? Absolutamente no. Aunque no se podía ver el resultado, cada golpe debilitaba la roca a lo largo de la línea donde el martillo golpeaba. El vigésimo golpe simplemente dio el toque final necesario.

Esta historia ilustra perfectamente por qué no debemos desanimarnos si nuestras prácticas espirituales no parecen producir resultados inmediatos. A un nivel más profundo, cada acto de práctica sincera está acumulando semillas puras, preparando el terreno para la transformación radical.

Dos Puntos Cruciales

La doctrina del paravritti enfatiza dos puntos fundamentales que a menudo se malinterpretan:

1. La Insuficiencia del Entendimiento Intelectual

La comprensión intelectual, por más sofisticada que sea, no es suficiente para la transformación espiritual auténtica. El Zen lo expresa con la frase «no dependencia de palabras y letras». Debe haber una experiencia espiritual definitiva, una conversión real que transforme nuestro modo de consciencia.

Esta no es una crítica al estudio o la reflexión intelectual, sino un reconocimiento de que la transformación espiritual requiere algo más que reordenar conceptos mentales. Debe haber una modificación fundamental en la calidad de la consciencia misma.

2. La Naturaleza Súbita del Paravritti

El paravritti es súbito en el sentido de que ocurre instantáneamente, pero esta comprensión puede ser profundamente malinterpretada. La «iluminación súbita» del Zen no significa que se pueda lograr fácilmente leyendo algunos libros. Como señala Sangharakshita, «un libro sobre Zen» es una contradicción en términos.

La transformación es súbita solo como la división de la roca es súbita. Todos los golpes anteriores fueron necesarios. En verdad, la división no es súbita en absoluto; solo aparenta serlo porque su manifestación ha estado ocurriendo en un nivel diferente y más profundo, oculto a la vista.

La Complejidad y el Valor de la Conversión

El paravritti nos enseña que la conversión en el budismo es una tarea compleja y ardua. Es demasiado fácil recitar «Buddham saranam gacchami» y considerarse convertido al budismo, pero la realidad es mucho más profunda.

La conversión auténtica, ya sea en términos de Ir a Refugio, Entrada en la Corriente, el surgimiento de la bodhicitta, o el giro en lo más profundo de la consciencia, requiere un trabajo sostenido a lo largo de días, semanas, meses y años. Esto es porque tiene lugar en un nivel muy alto de consciencia, un nivel en el que normalmente no funcionamos.

Sin embargo, este es el nivel en el que eventualmente debemos funcionar si tomamos nuestro budismo en serio, si queremos que signifique más que un pasatiempo intelectual. Nuestra conversión está completa solo cuando se cumple el objetivo del camino budista: cuando nuestra práctica nos ha llevado a través de estos niveles de conversión hasta el giro en lo más profundo de la consciencia, hasta la Iluminación misma.

Conclusión: El Llamado a la Transformación Radical

El paravritti representa la promesa más elevada del budismo: la posibilidad de una transformación completa de la consciencia humana. No es una meta distante e inalcanzable, sino el resultado natural de una práctica sostenida y sincera.

Esta enseñanza nos desafía a ir más allá de los cambios superficiales y abraza la posibilidad de una revolución completa en nuestro ser. Nos recuerda que la vida espiritual auténtica no es cómoda o segura, sino que requiere una disposición a ser completamente transformados.

Al mismo tiempo, la doctrina del paravritti nos ofrece una comprensión realista del proceso de transformación. No hay atajos, pero tampoco hay límites para lo que es posible cuando nos comprometemos completamente con el camino. Cada momento de práctica sincera, cada acto de generosidad, cada instante de meditación contribuye a la acumulación de semillas puras que eventualmente puede llevar al giro definitivo en lo más profundo de la consciencia.

En última instancia, el paravritti nos invita a reconocer que la conversión budista no es solo un cambio de identidad religiosa, sino una transformación radical de la naturaleza misma de nuestra experiencia. Es la promesa de que podemos pasar de la fragmentación a la unidad, de la confusión a la claridad, de la consciencia ordinaria a la Mente Única que es nuestro verdadero hogar espiritual.